| Inédito procedimiento: por primer vez se realiza un trasplante cruzado de órganos en la CCSS.
• Hubo intercambio de donantes.
• Hospital San Juan de Dios realizó dos trasplantes de riñón.
• Es una nueva alternativa para pacientes ante la falta de órganos.
El hospital San Juan de Dios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) realizó una inédita cirugía de trasplante cruzado a dos pacientes que tenían donantes familiares no compatibles, informó el doctor Álvaro Herrera, jefe de Nefrología de este centro médico.
El procedmiento se efectuó la semana pasada y consistió en dos trasplantes de riñón a pacientes que tenían donantes vivos cuyos grupos sanguíneos eran diferentes. Se trata de una mujer menor de 30 años a quien llamaremos Rosa y un hombre de 50 años, a quien daremos el seudónimo de Juan.
El grupo sanguíneo de Rosa es B +, mientras que su donante, un primo, es tipo O +. Las pruebas indicaron que Rosa tenía reacción contra la sangre de su primo, por lo cual era muy alta la posibilidad de rechazo del órgano.
En tanto Juan, quien tiene un grupo sanguíneo O +, presentó incompatibilidad con su donante, su esposa que es tipo B +.
Ante esta situación y la necesidad de estos pacientes, hace ocho meses los especialistas en nefrología del San Juan de Dios comenzaron a pensar en la alternativa de intercambiar los donantes de ambos pacientes, sin que se conocieran entre ellos.
El primer paso fue realizar las pruebas de compatibilidad que incluyen: pruebas cruzadas determinación de HLA, panel reactivo de linfocitos (PRA) y determinación de anticuerpos donante específico.
Con estos exámenes se analiza la sangre de los receptores y de los donantes a fin de asegurarse que son completamente compatibles. Si la prueba cruzada resulta positiva, el trasplante está contraindicado para la mayoría de los órganos.
Herrera explicó que luego de confirmar la compatibilidad, se realizaron reuniones individuales con las cuatro personas para explicar la posibilidad de la donación cruzada, cuál era el proceso y una vez que todos estuvieron de acuerdo, proceder con la firma del consentimiento informado.
Todo este proceso fue coordinado por el Dr. Jorge Brenes Dittel, con la ayuda de los demás miembros del Servicio de Nefrología.
El especialista comentó que para Rosa este donante fue como encontrar una “aguja en el pajar” por la alta sensibilidad de rechazo que tenía debido a sus tres trasplantes previos en el Hospital de Niños.
Luego de rechazar el último riñón, Rosa estuvo sometida a hemodiálisis en el hospital San Juan de Dios durante seis años.
En el caso de Juan no tenía trasplantes previos y estaba en tratamiento de diálisis peritoneal ambulatoria.
Con la aceptación de las cuatro personas, se continuó con la gestión de autorización del Comité de Bioética del hospital San Juan Dios, que se reunió con pacientes y donantes. “Se debe demostrar que la donación cruzada era un acto de “carácter voluntario, altruista y desinteresado”.
Igualmente se siguió con todos los exámenes para determinar la idoneidad del estado de salud física y mental de las cuatro personas, así como las condiciones sociales para la recuperación post trasplante. Esta evaluación la realiza un equipo multidisciplinario de trabajo social, sicólogos, médicos siquiatras, nefrólogos, urólogos y vasculares periféricos.
Una vez que todo estuvo listo llegó el día de la cirugía que fue simultánea, explicó el doctor Herrera. “Los pacientes entraron a cuatro quirófanos al mismo tiempo, pues existe la posibilidad hasta último momento, que alguna de las personas se pueda arrepentir de ser donante”.
El operativo en sala de operaciones representó un desafío técnico de coordinación pues requirió cuatro grupos quirúrgicos: dos que hicieron la extracción de los órganos y dos que realizaron los trasplantes. En total participaron en el acto quirúrgico 17 médicos: seis cirujanos vasculares periféricos, un urólogo, cuatro anestesistas, dos nefrólogos, tres residentes de vascular periférico, un residente de urología y cuatro equipos completos de salas de operaciones (4 instrumentistas, 4 circulantes de quirófano, 4 asistentes de pacientes).
Ambos pacientes se recuperan y los donantes ya salieron del hospital en buenas condiciones. “La evolución de los pacientes es satisfactoria tanto en la recuperación de la función renal como en los aspectos relacionados con la cirugía”, comentó el doctor Herrera.
Para el jefe de nefrología, el trasplante mejora la calidad de vida de los pacientes. “Pueden llevar una vida prácticamente normal, que sea nuevamente productiva”.
Los pacientes deben tomar de por vida medicamentos inmunosupresoras, porque impiden que el órgano trasplantado sea rechazado. “La persona trasplantada debe cuidar tres cosas: la medicación (tomarla en tiempo y forma), la consulta médica si tiene algún síntoma o fiebre y cumplir estrictamente los controles programados. Entre los riesgos mayores de complicaciones de estos pacientes están el rechazo del órgano trasplantado y por otro lado las infecciones, al estar el paciente inmunosuprimido.
Este tipo de trasplante se realiza desde hace varios años en países como Estados Unidos y España ante la falta de órganos.
El doctor Herrera afirmó que esta es otra oportunidad que se abre a los pacientes de la seguridad social, para lo cual “los médicos venimos preparándonos desde hace varios años y la institución ofrece los recursos tecnológicos, de equipamiento y físicos requeridos”.
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