| CCSS hace llamado para evitar el abandono de pacientes en hospitales.
• Hospitales atendieron en el primer semestre de este año a 640 personas por abandono.
• Ocho de cada 10 son personas adultas mayores.
• Hospital San Juan de Dios reporta que pacientes son dejados en la Consulta Externa, mientras familiares realizan mandados.
Autoridades y especialistas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) hicieron, esta tarde, un llamado a la población para que no dejen abandonados a sus parientes en los diferentes centros hospitalarios durante esta época de fin y principio de año.
La exhortación la planteó la doctora María Eugenia Villalta Bonilla, gerente médica, en virtud de que durante el primer semestre de este año, se atendieron 640 casos por Síndrome de Maltrato por Abandono y tradicionalmente, esta práctica crece considerablemente en estas últimas semanas.
El 80
e los pacientes abandonados en hospitales son adultos mayores, mientras que el restante 20 pertenece a personas cuya edad oscila entre los 18 y 64 años de edad; la mayoría pertenece al sexo femenino.
Por ejemplo, el servicio de Trabajo Social del hospital San Juan de Dios registró 89 personas abandonadas entre el año 2015 y el primer semestre del 2016.
Se trata de personas que ingresaron al hospital para una atención médica y cuando estuvieron listos para egresar, no puedieron hacerlo porque no se logró ubicar a sus familiares.
Según Hellen Sánchez, trabajadora social y gerontóloga, el abandono se encuentra relacionado con factores como la pobreza, el desempleo, los trabajos informales, la discriminación, la exclusión social, entre otros, y constituye una expresión del dolor humano que, generalmente, impacta gravemente no solo a los adultos mayores, sino también a personas jóvenes y adultas, con enfermedades crónicas y dependencia funcional, indigentes, inmigrantes o personas con discapacidad.
El Servicio de Trabajo Social cuenta con un Programa de Atención Social para Personas en Condición de Abandono, formado por dos profesionales de esta área que abordan estos casos y coordinan con profesionales de diferentes servicios como Medicina, Enfermería, Psiquiatría, Nutrición, Psicología, para facilitar la reinserción de la persona en su comunidad o el ingreso a una alternativa de protección institucional (albergue).
La doctora Ileana Balmaceda Arias, directora general del San Juan de Dios, explicó que existe un costo de oportunidad muy alto, porque son espacios de hospitalización que pueden ser utilizados por pacientes que necesitan atención médica, además resaltó que el impacto social es muy grande, porque son personas que necesitan cuidados y no tienen una familia que se los pueda dar.
Todas estas condiciones sociales apuntan al deterioro de la calidad de vida, de la salud, de la integridad y los derechos humanos fundamentales. Paola Granados, trabajadora social y terapeuta familiar del programa de abandono, explica que la condición de fragilidad y dependencia de estas personas se agrava en muchos casos por la ausencia o la indiferencia de sus posibles redes de apoyo en todos los niveles: primarias (familiares, vecinales, comunales), secundarias (organizacionales comunitarias) o terciarias (institucionales), lo que agudiza la condición de desprotección y la necesidad de amparo y asistencia.
Dejan adultos mayores en Consulta Externa para hacer “mandados”.
Por su parte Virian Mejías, directora de Enfermería, informó que por medio del programa Yo le Guío, se ha observado cómo acompañantes de los adultos mayores que visitan el hospital por una cita médica los dejan abandonados para realizar “mandados”. Según explicó la enfermera, no cuentan con números exactos de cuántos pacientes han dejado en la Consulta Externa, pero manifestó que el fenómeno se está dando e incluso hay personas que los dejan directamente en el puesto de orientación Yo le Guío, el cual cuenta con sillas de ruedas, andaderas y camillas.
Según la enfermera son los propios adultos mayores quienes refieren que sus parientes andan haciendo mandados por lo que en algunas ocasiones deben solicitar la colaboración a las Damas Voluntarias para darles un refrigerio.
Hay que evitar el desarraigo familiar.
Para los especialistas en trabajo social es muy importante evitar, hasta donde sea posible, el desarraigo de la persona de su entorno, de lo que le es conocido y de lo que siente suyo: sus artículos personales, su casa, su barrio, sus vecinos, sus amigos y todo lo que le es familiar, lo que le genera seguridad, comodidad y confianza. La familia (pareja, hermanos, hijos, nietos, sobrinos, entre otros) tiene el deber moral y legal de proteger a sus miembros que estén con discapacidad o sean personas adultas mayores.
Si no es posible que la persona se reinserte en su casa o en la comunidad a cargo de sus familiares o amigos, lo recomendable es que se exploren otras opciones las familias pueden acudir a Trabajo Social para que juntos busquen una solución, pero la cercanía y el amor que necesita una persona en un momento de vulnerabilidad no se puede sustituir.
Las familias deben asumir la responsabilidad legal y moral que tienen, por tanto desde niños y siendo jóvenes se debe procurar fortalecer las relaciones familiares, practicar la solidaridad desde nuestras casas y no olvidar que todas las personas podemos llegar a ser personas adultas mayores o presentar alguna condición de discapacidad, por lo tanto es importante fomentar la protección, la unión en la familia y asumir las responsabilidades entre todos.
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