| Guardacostas y Marviva se unen ante arribo de ballenas jorobadas
GUARDIANES DE BEBÉS DE CUATRO TONELADAS REDOBLAN VIGILANCIA EN EL PACÍFICO SUR
• Guardacostas y Marviva luchan para que pescadores no causen la muerte a más ballenatos como sucedió en aguas de Guanacaste.
• Los operadores turísticos que trabajan en Parque Marino Ballena son valiosos aliados en la protección de las ballenas jorobadas.
Durante todo el año ellos cuidan diversas especies de animales silvestres y sus crías, pero cuando llega julio el desafío es mayor, pues es cuando inicia el período de arribo de la ballena jorobada al Pacífico Sur costarricense y que se extiende hasta octubre de cada año.
Durante esta temporada cientos de ballenas jorobadas adultas procedentes de las gélidas aguas del sur del continente emigran a las cálidas aguas costarricenses con dos propósitos que son fundamentales para que esta especie se pueda perpetuar.
PACÍFICO SUR ES UNA GRAN MATERNIDAD Y GUARDACOSTAS CUIDAN BEBÉS DE CUATRO TONELADAS
Según explicó el comandante Freddy Campos, biólogo marino de la estación del Servicio de Guardacostas de Quepos, mientras unas vienen a aparearse, otras se ocupan de dar a luz a sus crías, convirtiendo así las aguas del Pacífico Sur de Costa Rica, fundamentalmente los alrededores del Parque Marino Ballena y la Isla del Caño, en el cantón de Osa, Puntarenas, en una gran maternidad.
La escogencia de estas aguas, explicó el biólogo marino, se debe a que aquí no existe la amenaza de depredadores como la ballena orca, lo cual sí es más frecuente en el hemisferio sur.
Es por ello que cada uno de los oficiales del Servicio Nacional de Guardacostas, destacados en las estaciones de Quepos y Golfito, además del personal de la fundación ecologista Marviva, se convierten en niñeros, pero no de un bebé cualquiera, sino de unos muy especiales, cuyo peso se aproxima a las cuatro toneladas.
Sin embargo, la labor de estos hombres y mujeres protectores de nuestra biodiversidad va más allá, debido a que junto a estas gigantescas crías, ellos deben proteger a sus padres, cuyo peso puede llegar hasta 30 toneladas.
Y como si esto fuera poco, también deben velar por la vida de cada turista y cada pescador que naveguen por las aguas donde se encuentren especímenes de este gigantesco cetáceo.
Para lograr este fin, explicó el comandante Campos, es patrullar las aguas del Pacífico Sur, ellos abordan las lanchas de pesca para concientizar a los pescadores acerca de que esta es la temporada alta de arribo de ballenas.
Es por ello que se les advierte que tengan precaución con los instrumentos de pesca que utilizan, ya que algunos de ellos, como es el caso de los trasmallos, pueden ocasionar la muerte de algún espécimen que se accidentalmente quede atrapado, tal y como sucedió a finales de agosto en Puerto Carrillo, Hojancha, Guanacaste.
También se les advierte, lo mismo que a los operadores de las distintas agencias turísticas, que por favor se mantengan por lo menos a unos doscientos metros de distancia de estos mamíferos marinos.
Además se les advierte de que no deben nadar con ellos ni mantener ningún contacto físico, pues aunque su avistamiento es una maravillosa experiencia y muchas personas quisieran estar muy cerca, no se debe olvidar de que se trata de un animal silvestre y, al encontrarse en época de apareamiento y de procreación, la defensa de sus crías las puede tornar muy sensibles.
También se les indica a los responsables de las embarcaciones que transportan turistas que el tiempo máximo de permanencia en la zona donde se observen ballenas es de unos 25 minutos, período en el cual deben permanecer con los motores apagados, de preferencia motores de cuatro tiempos, ya que perturban menos la tranquilidad de estos mamíferos marinos.
La palabra descanso no pareciera existir en el vocabulario de los héroes protectores de la biodiversidad marina, ya que si bien en octubre termina el período de visitación de las ballenas jorobadas del sur, las del norte estarán llegando en diciembre y permanecerán aquí hasta marzo, lo que obligará a Guardacostas y Marviva a realizar esta valiosa labor de vigilancia y protección, tanto de cetáceos como de seres humanos. | | |
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